Después de los cinco años el varón juega juegos de conquista, de misterio, de acción. La niña mas tranquilos, juega a la muñeca finge relaciones sociales, aprende los rasgos femeninos.
La entrada al colegio las letras y los números se convierten en juguetes para los niños. La curiosidad por el conocimiento, aparecen nuevos juegos que se combinan capacidades cognitivas con el azar.
El niño realiza el aprendizaje de compartir y competir roles en su grupo mediante múltiples juegos. Competir significa aniquilar, será necesario un largo camino hasta que entienda que competir incluye perder o empatar.

Todos los niños juegan “al tatetí” (tres en raya en España), interponerse entre dos que quieren ser tres, hasta la resolución del complejo de Edipo, los competidores son hermanos y se lucha por conseguir la relación ideal con los padres.
En “el estanciero” (versión Argentina del Monopoly) se inicia con un juego de azar los actos de generosidad y avaricia de derroche y ahorro se ejercitan relevando mucho de la personalidad del jugador y de su forma de relación con el dinero
En las damas y el ajedrez el motor inconsciente del juego es enfrentar a los padres y entrar al mundo de los adultos y competir con ellos. Ya no existe el azar sino la habilidad
Hay juego que revelan su significado genital la bolita el balero, el fútbol y otros de modo más encubierto como la rayuela: entrar y salir.
A los siete u ocho años y hasta la pubertad el cuerpo vuelve a ser el centro. La mancha, la escondida, juegos de manos y culmina con el cuarto oscuro, donde la exploración y la búsqueda tienen contenidos genitales muy evidentes.
Si en el comienzo de su vida el niño paso del juego con su cuerpo al juego con objetos, ahora ira abandonando estos objetos para orientarse nuevamente y modo definitivo hacia su cuerpo y el de su pareja
Desprenderse de los juguetes a partir de los 10/11 años los niños buscan agruparse con su mismo sexo, para compartir experiencias amorosas las que sustituirán los juegos con juguetes
El niño al nacer trajo la expectativa del tipo de padres que vendrían a su encuentro. La totalidad de sus experiencias con ellos y con el mundo determinaran ahora su forma de anhela y recibir un hijo.
NOTA: Como el texto en nuestros folletos abarca sólo el primer año, he querido complementarlo con un resumen del libro que Gabriela Ortigoza, alumna de Psicopedagogía, Buenos Aires – Argentina, publicó en 2010 en el blog http://juegosimbolicoymas.blogspot.com/ dedicado a facilitarle la comprensión a personas interesadas en estos temas